Tentado para creer por las sonrisas de la gente y la festividad en las calles de la capital de Cataluña, que fuera ayer que Sant Jordi hubiera matado al dragón y salvado a la princesa, estaba andando entre el muchedumbre de gente por las ramblas que estaban llena de vida y con un ambiente animado. Marabuntas de gente juntaban delante de los tenderetes que ofrecían una marea rosada de rosas o un montón de diferentes libros listos para ser regalados a los maridos como las rosas a las mujeres.
Igualmente, las calles laterales también estaban concurridas, y como el día de Sant Jordi también es un día laboral, las tiendas habían hecho ofertas especiales, como una tienda de ropa interior para mujeres que regalaría una rosa por una compra de ropa. Además, unos artistas de calle brasileños también fueron influidos de Sant Jordi ya que llevaban una rosa para una mujer entre el público.